Thursday, August 24, 2006

GirondoOliverio

Llorar a lágrima viva
Llorar a chorros.

Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,

las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.

Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,llorando.
Llorar como un cacuy,

como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo,

pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,

de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato,
de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!



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Éste es el poema que, según recuerdo, me hizo "intentar" hacer literatura por primera vez, por mis 7 u 8 años, allá, lejos. Seguramente no me haya salido, no sé por qué me puse a escribir. Justo ahí, justo escribir. Lo cierto es, como le leí a Aira hace unos días, que una vez que se empieza, no se puede dejar. El infinito, ah, si fuera. Por eso, para que sea. Para eso es que escribo. Buscar. Infinitos buscadores. Yo, soy.